Desde la óptica de Zouros, lo más importante de los geoparques es que el turista sea capaz de reconocer los valores, las tradiciones y la gastronomía de aquellos que viven en el territorio. Por ello, afirma que “no se puede descubrir un geoparque a través de fotos, o un libro, un geoparque se descubre viviéndolo”.
Aunque preservando en todo momento el estilo de vida de las poblaciones locales, Zouros afirma que “el geoparque permite cambiar la vida de la gente”, ya que les proporciona nuevas oportunidades de trabajos y formas de vida.
Para el presidente los aspectos que más destacan del Geoparque Villuercas-Ibores-Jara son la multitud de paisajes, las diferentes actividades relacionadas con el ecoturismo y el geoturismo, y los monumentos naturales como “La Cueva de Castañar”.
Pero la denominación de geoparque no es eterna, si no que cada cuatro años se realizar una evaluación para preservar “la calidad estándar de todo aquello que pueda ofrecer a los visitantes”, aclara el presidente. Y puntualiza que “si no se hiciera esta evaluación sería muy complicado mantener esos estándares de calidad.
