Mientras estudiaba Bellas Artes con 18 años, Toño, que había descubierto los fogones en la pastelería de su padre, supo que lo suyo era la cocina. Tras pasar por Arzak, Jockey o elBulli, en 1986 abrió Atrio junto con José Antonio Polo, que está al frente de la sala y de la bodega. A lo largo de estos años ha perfeccionado una cocina creativa y artística en una tierra donde siempre funcionó lo tradicional.
"Me gusta hacer una cocina disfrutona y amable"
Todas sus creaciones han esculpido la reinvención de la cocina clásica extremeña, elaborando recetas modernas y creativas con los grandes productos de la despensa regional, como la Torta del Casar o el jamón ibérico de bellota.