Arriba, la alcazaba oteando el horizonte. Debajo, el Guadiana, casi como perro guardián.
Y entre ambos, una época en la que no había puentes. Sólo agua y curtidos barqueros ganándose la vida trasladando mercancías y personas de un lado al otro. ¡O vadeaba... másArriba, la alcazaba oteando el horizonte. Debajo, el Guadiana, casi como perro guardián.
Y entre ambos, una época en la que no había puentes. Sólo agua y curtidos barqueros ganándose la vida trasladando mercancías y personas de un lado al otro. ¡O vadeabas o embarcabas!, no había más opciones.