Observa nuestra reacción. Ante su maltrato podemos, callar, tragarlo todo, sonreír o ponernos a llorar, lo cual indica nuestra pasividad. También podemos enojarnos y responder de forma agresiva. Pero las dos reacciones le demostrarán el poder que tiene sobre nosotros y eso es lo que les alimentara para continuar, sintiendo el triunfo. Si estas son las forma de comportarnos o relacionarnos que hemos aprendido también podemos desaprenderlas y comenzar a llenar nuestra mente de aquellas respuestas que nos lleven a romper el juego del acosador.
Debemos evitar:
Las explosiones de ira, gritos, el justificarse, salidas de tono, quejas/lamentaciones, el parecer frustrado, tenso, molesto, el comportamiento agresivo, violento, amenazante, insultos, la manipulación, las maquinaciones, complots, coaliciones.
Útil para ganar la batalla de la opinión pública:
La seriedad y paz consigo mismo, el porte y aplomo personal, educación y elegancia en las formas, cuidar la forma en la expresión, mostrar autoconfianza, honradez y sinceridad, cordialidad, transparencia, calma, tranquilidad y ASERTIVIDAD.
No necesitamos impresionar a nadie ¡Mucho menos al maltratador! Si queremos agradarle o impresionarle significa que hemos caído en sus redes. Si necesitamos que el otro siempre nos responda bien entramos en una esclavitud emocional que el maltratador huele y utiliza a su favor. Nadie necesita de un maltratador. De él no se puede esperar nada. Por eso no hay por qué agradarle, convencerlo de nada, intentar que cambie ni impresionarlo.
(Párrafo escrito por Bernardo Stamateas, Psicólogo y Teólogo en su libro “No me maltrates”)
La asertividad
La asertividad es la habilidad social que nos permite expresar nuestros sentimientos, nuestras opiniones y defender nuestros derechos respetando los ajenos.
Las personas tenemos intereses y distintas formas de ver el mundo, por lo cual el conflicto está a la orden del día, en tales circunstancias, la asertividad se muestra como la habilidad clave para gestionar, prevenir conflictos y saber elegir cual es la mejor reacción en cada situación.
En una situación de conflicto existen tres tipos de reacciones:
Algunos optan por una comunicación pasiva, dejándose llevar por los demás, evitando el conflicto. “Yo no valgo, tú sí”.
Otros se tornas agresivos mostrando posturas egoístas y autoritarias ganándose el rechazo de los demás. “Yo valgo, tú no”
Y las personas asertivas que están seguras de quienes son y de su valor, que respetan la opinión de los demás pero no se dejan arrastrar por los demás, que expresan sus gustos e intereses de forma espontánea, que no temen decir que no cuando es necesario, que reclaman sus derechos, entienden que tienen derecho a cometer errores, a aceptar cumplidos, a discrepar abiertamente, a ser diferentes y tratan a los demás con educación y respeto.
La forma de interaccionar con los demás puede convertirse en una fuente considerable de estrés en la vida.
La asertividad es una destreza adquirida o aprendida, no es un rasgo de personalidad por tanto el entrenamiento asertivo permite reducir ese estrés, y nos hace sentir más satisfechos porque mediante esta forma de comunicación efectiva nos hace capaces de expresar nuestras opiniones y sentimientos.
Es importante saber lo que queremos, en qué cosas no podemos ceder y en cuales podríamos negociar, ya que de esa manera es más difícil que otros nos manipulen o presionen.
Moraleja: Si eres incapaz de tomar decisiones en tú vida, otros las tomarán por ti.
Autora: Belén Retuerta - Responsable del Servicio de Asistencia Psicológica de PRIDICAM