Está localizado a las afueras de la población, en el denominado Paseo de Extremadura, vía que conduce a la carretera de Nogales.
Llama la atención debido a su peculiar construcción, que suele confundirse con un viejo convento.
En realidad dicha obra fue un antiguo molino de aceite que fue levantado por encargo del obispo de Badajoz, Don Amador Merino Malaguilla, para que sirviera de complemento de rentas al convento de las monjas carmelitas de Badajoz.
Esta antigua almazara fue construida en el siglo XVIII, tal y como lo indica el blasón que aparece en su puerta principal, correspondiente a los Chaves, junto con la fecha de su ejecución, 1757.
Probablemente esta familia fuera la que aportara buena parte de los fondos necesarios para realizar esta obra.
Se presenta como un edificio de notables dimensiones construido en piedra y ladrillo (revocado y encalado), con dos plantas y una estructura rectangular que servía para albergar las antiguas dependencias y herramientas del molino, como trojes, prensas, almacenes, lagares y calderas.
En su exterior destaca una puerta con frontón curvo flanqueada por pilastras.
Llama especialmente la atención la abundancia de elementos decorativos colocados sobre la cubierta del molino (como chimeneas y pináculos) y de su peculiar torreón, a modo de espadaña, situado en la fachada norte.
El edificio sufrió una gran remodelación en el siglo XIX, quedando indicado en la zona del torreón, donde hay una inscripción que señala que fue dirigida por el alarife Antonio Núñez en 1884.
Fuente: redex.org