La antigua iglesia de Santa Clara era antiguamente un convento de las monjas Clarisas, quiénes iniciaron las obras en 1602, pero no quedó rematado hasta bien entrado el siglo XVII. El convento pasó a ser residencia privada y la iglesia fue utilizada como almacén, escuela, teatro y museo, que es el uso que hoy mantiene al ser la sede de la Colección Visigoda.
En el interior del templo se puede observar que es de una sola nave, dividida en dos tramos por medio de grandes pilastras, con cabecera cuadrada. Las cubiertas de los tramos son de medio cañón y de medio cañón con lunetos. El crucero luce una cúpula sobre pechinas rematada con una linterna. Al exterior no se aprecia la cúpula porque está enmascarada por una terraza cubierta.
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