Los latidos de Dakipakasa llegan al público del López de Ayala

Dakipakasa volvía por segunda vez en este año a desplegar el escenario que Arturo Lucas ha creado con la genialidad con la que nos tiene acostumbrados, no olvidemos que de sus manos salió el escenario de Marionetas en 2004, un año en la historia de esta  murga que marcó el antes y el después de las puestas en escena en el concurso de murgas de Badajoz, ya que desde ese año, los murgueros comenzaron cada vez más a montar macroescenarios en el concurso.

Pero por muy bonita que sea la puesta en escena, de nada sirve si no llevas una actuación a la altura, y Dakipakasa no suele tener ese problema.Con ellos siempre se abre el eterno debate en el concurso acerca de la diferencia de estilos, el estilo serio contra el gracioso.

Es un arte que llevan dominando desde el 2006, en el que salieran como muralla de Badajoz, y éste año es al Dakipakasa que recuerdan, muy alejado de la actuación que presentaran en la pasada edición, en la que como cerdos, intentaban darle un giro a su estilo y no funcionó.

Vuelven en estas semifinales con un repertorio íntegro de música original en el que cambian los pasodobles y los cuplés, en los primeros, cantan al derecho de la mujer sobre decidir acerca del aborto, y citan directamente a Gallardón, en el segundo de los pasodobles, también de calibre político le cantan al presidente del Gobierno de Extremadura y a la imagen que proyecta de la región.

En los cuplés, el primero de ellos al amor virtual, y el segundo con un talante crítico a  que prefieren lo bueno por conocer que lo malo conocido, le cantan a Podemos desde este punto de vista.Han repetido la fórmula de meter a la bailarina de flamenco, Sheila Garrido en el popurrit bailando, y es un acierto, ya que al público parece gustarle. 

Es una murga que además de cantar bien, siente lo que dice, y sabe interpretarlo, esperan poder repetir en la final, tal y como comentaba uno de sus componentes al finalizar su actuación.