Salomé, de Wilde a Strauss
La historia bíblica de la decapitación de Juan el bautista ha fascinado a todos los tiempos, como lo prueba la gran cantidad de pintores que la han inmortalizado en sus lienzos, sin embargo, a finales del Siglo XIX y principios del XX ha sido cuando más eco se ha hecho, no sólo en la iconografía, sino también en la literatura y en la música. La Salomé que se lleva al escenario del Teatro Romano de Mérida es buena muestra de ello. Richard Strauss (1864-1949) asistió a una representación de la obra, escrita por Óscar Wilde (1854-1900), y rápidamente él mismo adaptó el libreto para convertirlo en una ópera. Salomé ocupa uno de los primeros puestos (el número 32) en el listado de las más representadas del mundo, siendo la tercera en Alemania y la más representada de Strauss, lo cual nos da cuenta del interés que suscita entre el gran público a nivel planetario. Sin embargo, la reacción del público tras su estreno fue de rechazo total a un tema y a una sonoridad que les parecían depravados e hicieron falta varias décadas para que esta ópera, estrenada en la ópera de Dresde en 1905, tuviera el prestigio y reconocimiento del que actualmente disfruta.