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7.000 grullas trasladan su hogar a la Sierra de Gata desde el lejano septentrión

A mediados de otoño comienzan a llegar a la isla del Pantano del Borbollón bandadas de grullas hasta formar una colonia de 7.000 aves. Allí, en esta Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) de Santibáñez el Alto, las zancudas comparten dormitorio con patos, gansos, gaviotas y cormoranes.

Durante cinco meses al año las grullas comparten el cielo serrano con la tercera mayor colonia de buitre negro en Europa, que anida en el valle del Árrago junto al buitre leonado. Más de cincuenta parejas sobrevuelan los picos de La Bolla, La Gomara y la Sierra de los Ángeles. Águilas, halcones, milanos y elanios comunes terminan de dibujar un retablo ornitológico que invita a toda la familia a conocer de cerca estas aves rapaces diurnas de gran porte que sobrevuelan nuestras cabezas a escasos metros.

Con las primeras luces del día, miles de grullas abandonan su dormidero para buscar alimento en las dehesas y prados cercanos. Al atardecer regresan, organizadas en flechas apretadas, bandadas de cientos de grullas que desde el oeste giran sobre Santibañez y vuelven de nuevo al dormidero de la isla. 

En el embalse del Borbollón se encuentra también el club de vela Barlovento, el segundo más antiguo de España y que tantos premios internacionales ha dado a la Sierra de Gata cuando se adentra en aguas dulces.  Tierra de pioneros, frente al club, continúa en funcionamiento el primer camping que abrió sus puertas en Extremadura en 1940 y que aúna en su oferta la calidad y variedad propia de una sidrería auténtica.

La ribera del pantano es el lugar idóneo para el avistamiento de la grulla en vuelo.  Te proponemos tres citas para toda la familia y para grandes grupos. Nosotros pondremos telescospios a tu disposición para que veas de cerca  estas aves en vuelo. Tú solo debes traer tus ganas de experimentar el otoño en Sierra de Gata y mucho mejor si traes  también tus propios prismáticos y ropa de abrigo para disfrutar confortablemente de esta cita con la naturaleza. 

No es necesaria la inscripción; sólo puntualidad grullera.