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Un lugar tranquilo y apacible, rodeado de una frondosa vegetación de árboles autóctonos: alisos, castaños, robles y rebuellos entre otros.
Junto a la Garganta ancha, el murmullo ininterrumpido del agua al entrechocar contra las rocas ocasiona al viajero soñador evocaciones que pueden iniciar con la visita a los restos arqueológicos romanos junto a la Vía de la Plata
Con numerosos senderos tradicionales que cruzan todo el término para recorrerlos en tranquilas caminatas o en bicicleta. Y si te atraen mayores emociones, cuentas con pistas para la práctica del parapente en lo alto de la montaña a unos 1490 metros de altitud.
Con maravillosas puestas de sol donde divisar todo el Valle del Ambroz vislumbrando en lontananza la pequeña localidad de Granadilla (pueblo amurallado inundado por el pantano Gabriel y Galán, convertido actualmente en escuela taller) antesala de las tierras jurdanas.
Siguiendo el milenario camino de la plata y tras atravesar el arco romano de Cáparra, en dirección sur, podemos visitar la medieval y señorial ciudad de Plasencia, centro neurálgico de toda la zona, que nos abre camino a dos valles, el valle de la cereza por excelencia, el Valle del Jerte y el de la imperial comarca de La Vera, y como no, la joya de la vegetación y fauna mediterránea que es el parque de Monfragüe donde disfrutarás del sempiterno vuelo de águilas y buitres.
Al otro lado, Hervás, con uno de los barrios judíos más importantes de toda España y un poco más al norte, en tierras castellano-leonesas, la textil Béjar, junto a Candelario que cuenta con una arquitectura popular perfectamente conservada, al amparo de la estación de esquí de La Covatilla, donde poder disfrutar de los deportes invernales, todo ello a escasos treinta minutos por la autovía de la Ruta de la Plata.
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