Etimológicamente, su nombre proviene del árabe, que significa: “lo que flota en el mar”, debido a su baja densidad. Su color normalmente es amarillento, aunque existen muchas tonalidades (naranja o “cognac”, verde, color miel, rojo, etc.). El primer lugar que se tiene registrado como origen del ámbar es la región del mar Báltico, donde aparecen fragmentos formados hace más de 20 millones de años, y la pieza más antigua trabajada por el hombre (data de hace unos 30.000 años) se encontró en Hannover (Alemania). En España también se ha localizado en la Cueva de Altamira. Ya desde la Antigüedad se pensaba que el ámbar tenía propiedades mágicas y curativas, siendo utilizado por muchas culturas como talismán.
Actualmente el ámbar es muy apreciado en joyería y el coleccionismo, aumentando su valor la presencia de animales incluidos (que quedaron atrapados en la resina original). Aparte de Europa, también se encuentra en México, República Dominicana, Nicaragua y Colombia.
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