El Carnaval de Badajoz llega a su edición del año 2013 con toda la fuerza, con toda la intensidad y con toda la ilusión de siempre.

Es un Carnaval que se renueva pero que sigue ofreciendo lo mejor de sí mismo: su identidad, su tradición, su estilo y su forma de ser. Es un Carnaval que, huyendo de tópicos y redundancias, se adapta a la modernidad sin olvidar sus esencias, aquellas que los padres fueron capaces de transmitir a sus hijos y que los hijos ya están contagiando a los nietos. Es un Carnaval para la familia y los amigos, para los visitantes y los de casa, una fiesta con tantos matices que todos gusta, que a nadie deja indiferente.

La fiesta grande de Badajoz recupera a Badajoz en medio del duro invierno y de la inevitable cuesta de enero, recupera a la ciudad entera, a sus gentes, a los que nos visitan, para que participen de su pasión, de su jolgorio, de su desenfreno y de sus ganas de romper reglas ancestrales y adentrarse en una diversión sana y abierta. Porque son muchas las particularidades que distinguen al Carnaval de Badajoz pero, a mi modo de ver, una sobresale: el hecho de ser una fiesta, un encuentro, un evento, un acontenicimiento, además de extraordinario, abierto.

Estamos ante una actividad donde nadie se siente extraño, donde todos pueden experimentar el mismo calor, la misma risa, las mismas emociones. El Carnaval de Badajoz es una fiesta abierta porque abiertos somos los badajocenses, porque abierta es nuestra ciudad. Aquí no hay puertas para nadie. Todo son facilidades. Todo es hospitalidad. El Carnaval, pues, responde a las señas de identidad de la propia ciudad y de su historia. Somos una ciudad abierta y nuestra fiesta, nuestro Carnaval, es abierto. Con todo lo que eso implica: en Badajoz no hay desconocidos sino amigos, no hay distancias sino proximidad, no hay desencuentros sino generosos saludos y recibimientos.

 El Carnaval de Badajoz llega al 2013 con entusiasmo y ganas. Ganas de sorprender, de divertyir y de olvidar meses de frío y crisis para transformarlos en días de disfraces y baile, de murgas y comparsas, de calles y plazas atestadas de gente haciendo de Badajoz un auténtico disfraz.

Miguel A. Celdrán Matute, alcalde de Badajoz