EL VALLE ABIERTO
El del Alagón, es un valle abierto, largo, fértil. De diverso y cambiante paisaje, plagado de viejos asentamientos y de nuevos poblados de colonización, de sabrosos productos de huerta y de lo mas auténtico de la revalorizada dehesa. Su gente es amable, festiva y laboriosa, con fuertes señas de identidad local : lo demuestran sus tradiciones, la originalidad y vitalidad de su artesanía, su fiestas.....
A este Valle rico en patrimonio y naturaleza puede llegar por el este desde la N-630 (Vía de la Plata) a través de las comarcales C-511 (que enlaza en Navalmoral de la Mata con la N-V, Autovía de Extremadura, hasta la frontera portuguesa) y la C-526, desde el puente de Guadancil, ofreciendo la comunicación con el norte de la provincia hacia Salamanca. Estas vías vertebran la comunicación con el exterior, siendo Coria el encuentro de ambas.
El río Alagón de Noreste a Sudoeste, discurre primero encajado, amplio y humanizado en la parte meridional y finalmente con un violento contraste de pendientes al momento de unirse con su afluente el Árrago, antes de diluirse en el Tajo. Es aquí donde encontramos uno de los espacios naturales más importantes, de características muy semejantes al Parque Natural de Monfragüe : la Sierra de la Garrapata, con el enclave espectacular: Los Canchos de Ramiro.
El Río es la seña de identidad de la comarca. El agua aparece unas veces mansa, accesible para los deportes náuticos y la pesca, especialmente en los embalses de Valdeobispo y Portaje (en Ribera Fresnedosa) o en el paso por Coria ; otras reservadas a ecosistema : cigüeña negra, buitres, águilas, milanos, alcaudones, corzos, jabalíes, liebres, zorros,... En sus terrenos inundados para el regadío aparecen hermosos paisajes de maizales, pimientos, tomates,..., huerta reverberante en verde y sabrosos productos, y también, aunque en apreciable retroceso, las plantaciones de tabaco con sus secaderos, en fase de reutilización. Es el espacio de los pueblos de colonización, pedanías de otros más antiguos : horizontales y de un blanco rotundo sobre el verde entorno, cogiendo casi siempre las denominaciones de los usos o fincas en las que se asentaron : El Batán, Valdencín, Valrío, Alagón (antes del Caudillo), o los pertenecientes a Coria que no pueden negar su origen marcado por la personalidad de la ciudad : La puebla de Argeme (advocación de la patrona) y El Rincón del Obispo.
Enmarcando el valle aparecen VIEJAS DEHESAS que nutren piaras de montanera, ovejas, cabras o vacas, destacando, como no, las ganaderías de toro bravo,.... Los productos que ofrecen son conocidos y apreciados por todos, desde los jamones y embutidos del cerdo ibérico a los quesos de cabra, las carnes de pastoreo y retinta extremeña, miel y polen, plantas aromáticas y medicinales.
Ya en el norte de la comarca, limitando con Las Hurdes y Sierra de Gata, el robledal y el olivar predominan en el paisaje. La manzanilla cacereña es la variedad de aceituna más importante : la más fina y sabrosa en la mesa y la de un apreciado aceite, suave y afrutado.
Los valles suelen tener en sus estribaciones abundantes miradores naturales ; los del Alagón descubren un panorama sereno, variado y, casi siempre, humanizado, salvo el de los Canchos, espectacular y salvaje.
Testigos del tipo de poblamiento y el predominio absoluto de la dehesa hasta mediados de este siglo son las vías pecuarias, especialmente cordeles, coladas y descansaderos. Sobre la antigüedad del poblamiento son testigos los numerosos yacimientos arqueológicos, el trazado de la Calzada de Dalmacia y la riqueza patrimonial de Coria y Galisteo especialmente. La primera con su muralla tardorromana y una de las diócesis más antiguas de la península, clave para conocer y comprender todo el poblamiento de estas tierras desde la romanización a la Reconquista. La segunda siendo donante de uno de los restos del Paleolítico con mayor antigüedad y poseedora de una original muralla almohade de cantos rodados.( adesval)