Eduardo Garzón – Saque de esquina.
El gobierno de Mariano Rajoy no para de repetir que este rescate (eufemísticamente llamado “línea de crédito”) de 100.000 millones de euros a la banca no conllevará ningún coste para el estado, y por tanto ningún coste para el contribuyente. Se esfuerzan en decir una y otra vez que se trata de una ayuda a la banca, y que serán solo las instituciones financieras ayudadas las encargadas de soportar el coste de los préstamos. Dicen que el ciudadano no tendrá que pagar nada, que será la propia banca española la que devolverá el préstamo cuando esté bien saneada.
Pues bien, pocas mentiras se dicen de una forma tan descarada como ésta. El equipo de gobierno (y a su cabeza el presidente Rajoy y el ministro de Guindos), está mintiendo y engañando a toda la ciudadanía española con este tipo de declaraciones completamente infundadas y surrealistas. Y ahora explicaré por qué.
Para empezar, y como ya comenté en este artículo, el dinero lo recibe la banca pero quien se responsabiliza del mismo es el Estado y por tanto será éste quien tenga que encargarse de devolver el dinero prestado y pagar los intereses. Esto en una primera ojeada ya conlleva un coste para el Tesoro español, puesto que la deuda pública pasa a incrementarse en torno al 10% del PIB con las consiguientes repercusiones sobre la confianza en el país por parte de los inversionistas. A su vez, los intereses del préstamo los tiene que ir pagando el Estado cada año, y lo tendrá que hacer hasta que se devuelva todo el préstamo. Incluso en el hipotético e improbable caso de que los bancos españoles pudieran devolver finalmente el préstamo, el coste hasta esa fecha lo tendría que soportar el Estado (en forma de recortes de gasto público y aumentos de impuestos, como ya sabemos).
Por otro lado, algunos directivos de los bancos ya nos avisaron de que estas ayudas no serán entendidas como préstamos, sino “recapitalizaciones”. Es decir, que no devolverán ni un solo euro del préstamo porque lo entienden como una donación necesaria para hacer reflotar a los bancos y así dar beneficios en un futuro. El propio presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, lo dijo muy claramente: “No son ayudas a Bankia sino capital y no hay que devolver nada”. Teniendo en cuenta que Bankia recibirá en torno a 23.500 millones de euros de ese fondo europeo ampliable a 100.000 millones y que no tiene pensado devolver nada, parece fácil deducir quién será el encargado final de devolver el dinero: el Estado a través de los contribuyentes.
Pero eso no es todo. Recordemos que estos 100.000 millones de euros del rescate que van a recibir los bancos españoles no conforman la primera ayuda que reciben de la Unión Europea. Entre diciembre y febrero el Banco Central Europeo prestó más de 250.000 millones de euros a la banca del estado español, a tres años. Esto significa que dentro de dos años y medio los bancos españoles tendrán que devolver una cantidad dos veces y media superior a la que van a recibir con este rescate. No hace falta ser economista ni matemático para darse cuenta de que estas cantidades astronómicas no podrán ser devueltas en el plazo acordado por unas entidades financieras que llevan años teniendo serios problemas y que hoy día todavía están necesitando ayudas para no desaparecer.
Además, los problemas de los bancos en apuros no desaparecerán con este rescate. Y a las cifras me remito: los bancos españoles tienen un descubierto de más de 300.000 millones de euros en el sector inmobiliario, en su mayoría en créditos a promotores inmobiliarios. El Banco Central de España considera que alrededor de 180.000 millones de este descubierto son ‘problemáticos’. Por si alguien no se ha percatado, la cantidad de 180.000 millones de euros (que es lo que necesitan los bancos según estimaciones optimistas) es superior a 100.000 millones de euros (que es lo que obtendrán como máximo con este rescate). A esto hay que sumar las previsibles pérdidas asociadas a la caída del precio de la vivienda, cuyo nivel disminuirá entre un 50 y 60% según algunas previsiones. Teniendo en cuenta que los bancos españoles poseen alrededor de 700.000 casas nuevas sin vender, a las cuales habría que sumar las 300.000 viviendas recuperadas mediante desahucios, y añadiendo la situación actual de recesión y de enorme desempleo, es probable que también aumenten las pérdidas actuales de 600.000 millones de euros en créditos hipotecarios. Otras estimaciones elevan la deuda inmobiliaria de los bancos hasta los 400.000 millones de euros.
En cualquier caso, el actual agujero de los bancos españoles no podrá taparse con la cantidad de 100.000 millones de euros que se ofrecen en este rescate. Para ello sería necesaria una inyección de dinero mucho más cuantiosa. Lo cual nos sugiere la idea de que este rescate no será el único que necesite la banca española, tal y como predice The New York Times.
Por último, no podemos olvidar cómo funciona el negocio de las entidades financieras: los bancos obtienen sus beneficios canalizando el capital sobrante de unos agentes económicos hacia otros agentes económicos necesitados del mismo. Por ejemplo, los bancos reúnen el dinero de los depositantes y se lo prestan a un empresario que se dedica a crear muebles (que en ese momento necesita el dinero). En este proceso debe existir una actividad productiva que genere riqueza (como la creación de muebles). Una vez la riqueza se ha generado (en la venta de los muebles), parte de la misma irá destinada a rentabilizar el capital prestado en la financiación originaria (en forma de intereses por el préstamo). Es decir, la riqueza real no se genera en las propias entidades financieras, sino en otra actividad realmente productiva. Una proporción de esa riqueza termina en las entidades financieras para compensar su ayuda a la hora de financiar el proyecto. Pero sin la existencia de esa actividad generadora de riqueza (la venta de muebles), las entidades financieras nunca podrían obtener beneficios. Con esto quiero constatar que mientras la economía española continúe en recesión, cerrando negocios y despidiendo trabajadores, las entidades financieras tendrán muchos problemas para obtener beneficios. Y si no obtienen suficientes beneficios no podrán terminar devolviendo el préstamo del rescate.
En definitiva, la banca española no será capaz de devolver el préstamo de los 100.000 millones de euros. No los podrá devolver porque ni siquiera con esa cantidad podrá recuperarse de los colosales estropicios asociados a la burbuja inmobiliaria. Parte de la banca española seguirá en un estado “zombie”, destruyendo más dinero que creándolo. Y como la banca no podrá cumplir sus compromisos con la Unión Europea, le tocará inevitablemente al estado pagar el precio que conlleva el rescate del sector bancario. Un precio que se traducirá en más recortes y en más impuestos.