Representación teatral dentro del marco del 62 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida 2016
En este 2016 se cumplen 50 años del estreno de Los Pelópidas, la obra más simbólica del autor alicantino Jorge Llopis. Es una muy buena ocasión para recuperar y rendir homenaje a esta gran comedia, caricatura de la tragedia griega que bebe de los grandes modelos del género paródico y versificado, que busca la comicidad verbal en el retruécano, la ocurrencia y el ingenio de su estructura dramática.
Llopis nos ofrece una revisión personalísima de los dramas griegos, construyendo una sátira desmitificadora, alegre, irónica, jocosa, maravillosamente disparatada, mostrándonos, desde una perspectiva muy distinta, a través del humor más sano, algunos de los héroes, historias, conflictos y situaciones por todos conocidos de las grandes tragedias griegas. Personajes arquetipos de aquel teatro, como el ídolo traicionado, la reina infiel y vengativa, el rey usurpador del trono, el mensajero portador de noticias tremebundas, el filósofo instructor, la fúnebre pitonisa, la entregada nodriza, los omnipresentes dioses, el pueblo descontento, …se presentan ante el espectador con una finalidad diferente para la que fueran concebidos, hacerle reír y desmitificar.
Al igual que Pedro Muñoz Seca, que con su hilarante La venganza de Don Mendo diera una completa vuelta de tuerca a los lacrimógenos dramas históricos, Jorge Llópis en Los Pelópidas hace lo mismo con los acongojantes y dolorosos dramas griegos y consigue una de las obras más juerguistas y representativas de este peculiar género.
Ántrax, rey de Tebas, cual Ulises, después de muchos años guerreando valientemente en la Guerra de Troya, regresa a su tierra de riguroso incógnito, acompañado de su fiel consejero y pensador constante, Faetón de Estraza. Estupefacto, encuentra a su ciudad y a su pueblo en la más total de la ruina, y a su querida esposa Elektra en brazos de un tal Phideos que además ha usurpado su trono, gobernando con manifiesta incompetencia. Promete venganza y restablecer el orden trastocado. Los dioses, claro está, aparecerán en el momento oportuno para echarle una mano, o liarla más. Cuando todo parece que vuelve a su cauce y Ántrax consigue poner las cosas en su sitio, entrará en juego un inoportuno mensajero que, convertirá la trama en el incesto criminal más enrevesado, embarazoso e imposible que pueda imaginarse.