14.02.11 - 14.26 - por: Extremadura.com / Redacción 2
Se realizó el acto inaugural del V Centenario del nacimiento de Francisco de Orellana
El vertido simbólico de agua del traída del ‘río mar’ junto al paraje Salto del Gitano del parque natural da inicio a los actos de celebración del V Centenario del nacimiento del descubridor extremeño Francisco de Orellana
El 12 de febrero de 1542, Francisco de Orellana, trujillano de 31 años, descendió por el río Napo en su periplo por el Nuevo Mundo buscando el País de la Canela, y descubre el río-mar al que luego dará el nombre de Amazonas, porque el enfrentamiento con valerosas mujeres guerreras le evoca sus lecturas sobre el mito de las amazonas.
El pasado 12 de febrero de 2011, representantes de Extremadura, y de países por los que discurre la grandiosa cuenca del Amazonas, como Perú, Venezuela, Ecuador o Brasil, se reúnen en Monfragüe, a pocos kilómetros de la Trujillo de Orellana, donde el Tajo corre encajonado por las peñas del Salto del Gitano, para verter allí agua traída de la desembocadura del mayor cauce fluvial del mundo.
El acto es sencillo. Apenas hay otros elementos que las enseñas de los estados que están presentes y un pequeño atril. Es la naturaleza la que presta el escenario. La primera intervención corre a cargo de José Ignacio Rodríguez, persona que disfruta el privilegio de ocupar la vivienda que fue del descubridor. En sus palabras evoca los sueños de mar que Orellana pudo tener contemplando el Tajo desde el cercano castillo de Monfragüe, y cómo ese ensueño de plasmó en el descubrimiento al otro lado del mar de una ruta fluvial entre el Pacífico y el Atlántico, entre Perú y Brasil. Rodríguez recuerda que los valores que unen ambos mundos están más vigentes que nunca y aboga por impulsar el conocimiento mutuo y no olvidar que la cuenca amazonica es fundamental en la lucha contra el cambio climático mundial. Se felicita de que el Amazonas vaya a correr por Trujillo este año, en forma de recuerdo de la herencia cultural y el mestizaje que propiciaron hombres como Orellana, y concluye: “Si Orellana descubrió hace 469 años el Amazonas, ya es hora de que el mundo descubra Extremadura”.
Tras él, Zoila María de los Ángeles Colmenares, representante de la Embajada de Venezuela, evoca las vinculaciones toponímicas que la epopeya de Orellana dejó en su país. Evoca también el mito de las mujeres guerreras que el descubridor tomó para dar nombre al río, y aseguró que la mujer venezolana “mantiene esa herencia, y es hermosa y luchadora”. Además, se felicitó de que hoy la conquista se haya transformado en ansia de conocimiento mutuo y cooperación.
Mientras, el consejero de la Embajada de Ecuador, Leopoldo Robillo, reivindicó el espíritu de Orellana, el puente que significó entre dos culturas, para pedir que España e Iberoamérica se unan, e impidan que progrese una idea de Europa cerrada al mestizaje. “España creó allí una sociedad multicultural, no acabó con el indio, y no debe permitir ahora que Europa se convierta en un gueto cerrado, sino reconstruir el puente que tendió Orellana”, afirmó.
Por la Embajada de Perú, su consejero Juan José Plasencia, apuntó que la vinculación de su país con el río-mar es muy profunda, “porque el 70% del territorio es cuenca amazónica”. Según explicó, Orellana buscaba la riqueza, el País de la Canela, el mítico Dorado, “y descubrió una riqueza mayor, la del río, porque para el amazónico, el río es lo que determina su existencia, su progreso”.
En representación de la Junta de Extremadura acudió al acto el director general del Medio Natural, Guillermo Crespo, quien señaló: “hoy no toca hablar de economía, que ya se habla bastante, sino de cultura, de valores, de los valores que ahora se pueden transmitir con esta celebración, el valor de una economía sostenible”, y agregó: “la cuenca amazónica es el pulmón del Mundo, y Monfragüe es el pulmón de Europa, dentro de una Extremadura que es también pulmón y reserva de agua”. Crespo abogó por “conservar y crecer, porque no es incompatible” y también por “recordar el pasado y buscar en él claves para el futuro”.
También representando la implicación firme del Gobierno extremeño con el año Orellana, el director general de Promoción Cultural, Francisco Javier Alonso, señaló que, del mismo modo que el descubridor trujillano llevó su visión del mundo y la cultura a Iberoamérica, “este año Iberoamérica nos traerá aquí toda su visión para enriquecernos”. Alonso reflejó que igual que las cuencas de los ríos han sido históricamente eje de desarrollo, “la cultura es eje y vehiculo de riqueza personal y social, y eso es lo que el Año Orellana debe poner en valor”. Según especificó “es bueno poner en valor lo que trascendió de uno a otro lugar, pero sobre todo, qué se puede aportar a partir de ahora.
Por último la alcaldesa trujillana Cristina Blázquez pidió que se utilice este año del descubridor “para transmitir al mundo la importancia de conservar la belleza que nos rodea”.
Tras las intervenciones, el profesor brasileño Sergio Mileto fue el encargado del vertido del agua traída del Amazonas junto al Salto del Gitano, en un acto simbólico de hermanamiento entre los dos ríos que marcaron la epopeya vital de Orellana, Tajo y Amazonas.
Medio litro de agua que recorrió el mundo
Medio litro. Esa fue la cantidad de agua del Amazonas que abrazó ayer Monfragüe. Sergio Mileto, custodio de este tesoro, explicó que el agua fue tomada de la desembocadura del río-mar por los integrantes de una comunidad indígena asentada en una de las islas del delta, descendientes de aquellos a los que Orellana vio en 1542, y que han creado una cooperativa que rescata los residuos que las pesquerías vierten al cauce (unas tres toneladas por mes) para convertirlos en ropa, calzado y abono. “Se tomó de la desembocadura porque es donde el agua llega después de recorrer todo el continente recogiendo sus esencias”, señaló.
Mileto tomó el agua y se dirigió a Sao Paulo, donde la esencia del Amazonas inició un periplo que recuerda al de Orellana, quien tardó siete meses en descender el Amazonas tras su descubimiento. De Sao Paulo, el agua viajó a Lisboa, y de ahí a Dakar, donde el profesor tenía otros compromisos. Después, el agua regresó a Lisboa y llegó, felizmente sin sobresaltos y sin impedimentos aduaneros en nombre de la seguridad, a Extremadura.
Epopeya y cocina amazónica
Al mediodía, y cumplido el ritual de hermanamiento entre los ríos, la comitiva, a la que se incorporaron periodistas franceses e italianos de la Asociación Europea de Periodistas de Turismo, se desplazó hasta la Hospedería de Monfragüe, donde el compositor Tito Avendaño presentó su obra Epopeya, llamada a ser el ‘himno’ de este Año Orellana.
Como no podía ser de otro modo, este acto que inaugura la conmemoración concluyó con una comida ‘amazónica’: El Dorado (ceviche colombiano), Maravillas de Venezuela (salpicón de pollo Caribe), Herencia Incaica (pescado a la chorrillana), Carácter Ecuatoriano (Lomo de res salteado) y El Brasil Más Dulce (pannacotta tropical), compusieron un menú diseñado para la ocasión, y regado, como no, con vinos extremeños de la DO Ribera del Guadiana.
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