Se presentó en la Diputación de Badajoz una nueva publicación bajo el título “La guitarra flamenca en Extremadura”. Su autor, Manuel Iglesias, estuvo arropado por Francisco Muñoz, director del Área de Cultura, editora del libro; Celestino Vegas, presidente de la Federación Provincial de Peñas Flamencas; Miguel Vargas e hijo, guitarristas; y un buen número de aficionados que no quisieron perderse el evento.

Manuel Iglesias reivindicó el papel y la figura de los guitarristas extremeños a lo largo de toda la historia del flamenco, en la que existen destacadas representaciones desde que este arte toma cuerpo a finales del siglo XVIII. El libro contiene una recopilación y un estudio sobre los grandes guitarristas extremeños.

La obra "reivindica" el papel de los guitarristas flamencos extremeños desde que este arte se formara a finales del siglo XVIII en el triángulo conformado entre Jerez de la Frontera (Cádiz), Sevilla-Triana y los puertos de Cádiz.

"El campo no tiene llaves", ha explicado Manuel Iglesias en palabras a Efe, a quien ha agregado que el arte se extendió muy pronto a Extremadura, fundamentalmente en los territorios al sur de Guadiana, "tan flamencos como Andalucía".

No en vano, la región contó con importantes músicos incluso antes de que la guitarra que hoy se conoce tomara cuerpo.

Tras el "aflamencamiento" de cierto folclore extremeño en el siglo XVIII, el arte se consolida en el decimonónico con una "riqueza" excepcional, como los fandangos del Alburquerque (Badajoz).

También están los jaleos puramente extremeños, que llegaron a ser bailados en París en la década de 1840 como "Jaleos Extremeños".

El libro aborda también otros estilos "puramente extremeños", como el "punteao" que practicaban las "gitanas viejas" -ya perdido-, que "no se tocaba en ningún sitio, ni en Utrera, ni en Jerez ni en Morón de la Frontera", y que tuvo exponentes como la "Tía Tijeras".

En la obra de Iglesias no falta Miguel Vargas, el "máximo exponente" de la guitarra flamenca extremeña pues "ha creado escuela" al ser "salvaguarda y recreación" de los estilos del toque, tango y jaleos de la región.

 El autor destaca también la talla excepcional de Manuel Álvarez Soruve "Manolo de Badajoz", un "peso pesado" del flamenco en el Madrid desde los años 20 a los 60 del pasado siglo XX.

Además de abordar los músicos y estilos que dieron y dan fama a Extremadura gracias al flamenco, Iglesias también hace un repaso en "La guitarra flamenca en Extremadura" a los diversos instrumentos hallados en la región que precedieron a la guitarra flamenca, como la vihuela.