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Temperaturas suaves, tormetas, baja afluencia de público…son algunas de las consecuencias que han provocado el descenso en el número de negocios que, año tras año, se dan cita en la feria de toros de San Juan, en Badajoz. En esta ocasión, han sido tres las familias que han decidido no viajar hasta la capital para instalar sus negocios ambulantes y poner a la venta sus artículos taurinos. No obstante, ocho aventureros sí han desafiado a las inclemencias meteorológicas y a la crisis del bolsillo. 

Vienen de toda la geografía extremeña y también de Andalucía. Es el caso de Pilar Cobos, una sevillana que éste es su vigésimo año consecutivo que se desplaza hasta la Feria de San Juan para vender artículos de lo más variados, desde los típicos sombreros, almohadillas, abanicos y capotes, hasta las últimas adquisiciones para adaptarse a la demanda de sus clientes, como pulseras con motivos de la virgen de El Rocío.

La gira extremeña de Pilar comienza en Olivenza, coincidiendo con la inauguración de la temporada taurina en España, recalando en Plasencia para finalizar en su tierra, Sevilla.  Describe al cliente pacense como más comprador que el andaluz, por ejemplo, pero ella también nota el descenso en el volumen de ventas. Uno de los momentos más álgidos para su negocio recuerda que fue la reaparición de José Tomás, el diestro de Galapagar consigue movilizar a muchas personas y eso siempre es positivo para un negocio que depende tanto de la suerte. 

Y de Pilar saltamos al puesto de helados de Manuel Fernández, todo un experto en este tipo de citas, puesto que al igual que su compañera, éste también es su vigésimo año consecutivo en el coso de Pardaleras.  Una de las diferencias que ha notado con respecto a otras ediciones es el aumento de clientes portugueses. Los vecinos lusos se animan a participar cada vez más activamente en las iniciativas que se llevan a cabo en sus socios de Raya. 

Elvira Nevado y Vidal Fernández Nevado son madre e hijo y su puesto de helados caseros lleva más de treinta años apostado frente a la plaza de toros de Badajoz durante los días que dura la feria taurina. Elvira recuerda con especial énfasis las colas que se generaban no hace tanto en cada uno de los puestos que allí se establecían para aliviar el calor o para ofrecer un mejor descanso durante las horas de corrida. 

Y justo a las puertas de la taquilla se encuentra Dani Mendoza, es el más joven y también el que menos tiempo lleva acompañando a toda esta familia de comerciantes que ya ha establecido unos vínculos especiales, que les permite bromear entre ellos y echar de menos a aquellas caras que por unas circunstancias u otras este año han decidido dejar aparcado el coche en casa y no viajar con sus puestos ambulantes hasta Badajoz. Mendoza vende almohadillas y resalta que este año le está costando mucho dar salida a su oferta. “La gente intenta regatear los precios, pero más baratos ya no los puedo poner”.

De Badajoz partirán a nuevo destino. Hacen de su negocio un modo de vivir que les permite conocer caras nuevas constantemente. Dentro de un año es muy probable que regresen y les veamos entre reclamo y reclamo vender con la misma sonrisa y entusiasmo sus mejores artículos.